Bueno. Pedimos disculpas por el tiempo sin publicar capítulos... pero no ponemos ninguna escusa (
de todas formas no las hay). Y sin decir/contar más, aquí os dejo el capítulo. Espero que lo disfrutéis queridos lectores, si queda por ahí alguno.
Capítulo 9: PREPARADA
Me despierto y ya es por la mañana, aunque aun no ha salido el sol. Hoy es la cosecha y un escalofrío recorre mi espalda. Recuerdo lo que pasó ayer y, de repente, el miedo aparece: el otro lado de la cama está frío.
Me giro y, como sospechaba, Will no está. Me empiezo a preocupar, no sé dónde estará en este mismo momento y eso me inquieta. Rebusco en el lado en el que durmió y encuentro una nota. La cojo y la leo.
Mi corazón vuelve a latir y yo me tranquilizo.
Bajo corriendo las escaleras y me cojo un poco de pan hecho con las teselas. Y, sin hacer nada de ruído, abro la puerta y salgo fuera. Voy corriendo, tengo ganas de verlo. Llega un momento durante el camino en el que me sumerjo en mis pensamientos y cuando me doy cuenta, me encuentro delante de la valla. Me paro un momento a escuchar, se oyen los sinsajos y el viento, ningún zumbido.
Cruzo la valla con cuidado y, antes de adentrarme en el bosque un pensamiento aparece.
"Puede que haya mutos, pero ese no va ha ser nuestro mayor problema hoy. -pienso- Nuestro... nunca había utilizado esta palabra así, refiriéndome a mi y a un chico, queda muy bien..."
Cada vez me impaciento más, corro más rápido, apartando las ramas. Pienso en los sinsajos, en como ayer repitieron mi quebrada voz. Y se me ocurre una idea: los sinsajos podrían servir para mandar mensajes. Empiezo a llamar a Will y escucho orgullosamente como simulan casi perfectamente su nombre. Tras un momento oigo la respuesta que esperaba, aunque es un poco difícil descifrarla y termino rindiéndome: no la entiendo.
Me dirijo hacia el punto acordado y por la mitad del camino, un sinsajo me intercepta con una nota atada a una pata. Por su pico salen unas notas que parecen formar la palabra Kat.
El pájaro se me acerca más y suelta la nota y se va volando. Yo me quedo parada, pensativa; nunca había visto un sinsajo tan de cerca, es casi imposible verlos. Esto me deja perpleja durante un momento, pero enseguida me acuerdo de la nota y la cojo.
Kat, te espero en el lago.
Will
Mi corazón da un vuelco; no quiero volver allí y revivir el sufrimiento de ayer, cuando pensé que Will había muerto.
Cojo una piedra, le doy la vuelta a la nota y escribo lo más simplificado que puedo: ven. Y dibujo una valla para que sepa dónde lo espero. Pienso en como Will pudo hacer para atrapar al sinsajo, pero no se me ocurre nada.
Recuerdo las tardes de primavera en el bosque con los sinsajo a mi alrededor y unas notas aparecen en mi cabeza como por arte de magia. Las repito y escucho una respuesta y, casi de inmediato un sinsajo baja hasta mis pies. Yo me agacho y le ato la nota cuidadosamente.
-Por favor, llévala hasta el lago y dásela a Will. -le digo casi en un susurro al sinsajo y este se va volando.
En serio, me estoy volviendo loca, ahora le hablo a los sinsajos, aunque parece que estos me entienden...
Doy media vuelta y corro otra vez hacia la valla.
Al llegar me siento en una roca, protegida ante la vista de cualquier habitante de mi distrito y espero.
A los diez minutos, mas o menos, alguien me tapa los ojos con sus manos. Yo intento liberarme y al final, lo consigo. Me encuentro con unos ojos grises y una sonrisa aparece en mi rostro. Me levanto como si me hubiese accionado un resorte y lo abrazo.
Nos sentamos y estamos unos cuantos minutos en silencio. Sabemos que si lo rompemos, de una u otra manera, surgirá un tema que los dos deseamos evitar: la Cosecha. Pero en algún momento tendremos que hacerlo y que mejor que antes de ir. Además tengo una pregunta desde ayer que no me para de aparecer por la cabeza.
-¿Qué hiciste para que te eligieran? -Will no se inmuta, una media sonrisa se forma en su rostro, supongo que estaba esperando esa misma pregunta.
-La mayoría del pueblo apoya la caza. -dice después de soltar un suspiro- Los que no cazan pagan por las presas. Pero eso es ilegal... -coge aire y dice- he delatado al pueblo.
El corazón se me para, mis padres nunca estuvieron de acuerdo con eso ni colaboraron, por esa parte no hay ningún problema, pero... ¿Qué pasa con el resto de nuestro distrito? ¿Y con mis amigos y sus padres? ¿Y con Will? El castigo que les impondrá el Capitolio será muy duro y yo... no puedo vivir sin él. No quiero que le pase nada ni que lo aparten de mi lado. Lo más probable es que le corten la lengua y lo transformen en un avox. Esa palabra me da escalofríos, pero no es nada comparado con imaginarme a Will de esa manera...
En ese momento me giro y me encuentro a mi cazador mirándome fijamente. El vuelve a hablar sin que le tenga que preguntar nada, sabe lo que quiero saber.
-He traicionado a todo el distrito. El Capitolio lo ve como que estoy de su parte y me han perdonado. Lo siento, pero no puedo dejar que vayas sola. Puede que muramos los dos, pero siempre será mejor eso puesto que mi sueño se acaba de cumplir y -se gira y me coge las manos- prefiero vivir soñando que vivir con tu ausencia.
Mis mejillas enrojecen y dejo de respirar. Will sonríe y se pone en pie. Mientras el aire vuelve a mis pulmones él ya ha cruzado la valla y me espera al otro lado. Me pongo en pie y cuando llego hasta su lado me coge la mano y nos encaminamos de vuelta a mi casa.
El camino de vuelta es silencioso, pero noto su calidez y, sin mirar, sé que está sonriendo y eso me hace sonreír a mí. Los futuros tributos del Distrito 12, que deberían estar con el ánimo por los suelos, están cogidos de la mano y más contentos que nunca.
"¡Que tontería!" -pienso, aunque sé que es la verdad.
También sé que moriremos juntos y esa idea, aunque no lo comprendo, me pone contenta.
Llegamos a mi casa y nos despedimos. Subo corriendo las escaleras y me lavo. Al entrar en mi habitación, me encuentro a mi madre con un vestido blanco en la mano.
-Ponte esto cariño -me dice sonriendo e intentando ocultar las lágrimas que empiezan a asomar por sus ojos: ella sabe que voy a ser elegida.
-Gracias -le contesto.
Me cambio y, con el pelo aun mojado, mi madre me hace alguna trencita dejando mi largo cabello suelto.
Me preparo y, cuando cruzo el umbral de la puerta, me acuerdo del pañuelo que hice con la imagen cosida del rostro de mi nuevo novio. Subo las escaleras lo más rápido que puedo y lo cojo.
"Ahora si que estoy preparada" -pienso.
Bueno. Este es el nuevo capítulo. Porfa, comentar!!! Siempre estamos dispuestas a cambiar y abiertas a opiniones para poder mejorar.