domingo, 7 de abril de 2013

Capítulo 7


CAPÍTULO 7: MIEDO

La puerta de la habitación se abre y mi padre aparece tras ella. Su rostro expresa cansancio y conformidad.
  -Puedes entrar- me dice con cariño.
  -¿Está bien?- pregunto nerviosa.
  -A perdido bastante sangre, pero mañana estará bien. Ahora está sedado.- mi padre vio el desconciero en mis ojos y sigue hablando- Le tuve que coser y lo dormí, por eso dejaste de oír gritos.
  Asiento y entro corriendo a la habitación y me acerco a la cama, está llena de sangre, pero no me preocupo: mi padre dijo que estaba bien. Will está encima con la pierna vendada y los ojos cerrados. Me gusta cuando está relajado, es mucho más guapo. Espero que se recupere pronto; ahora que aclaramos lo de las cartas , no hay razones para evitarnos.
  -¿Kat?¿Kat?¿Eres tú?- dice Will interrumpiendo mis pensamientos aunque me alegro.
  -Sí, soy yo. ¿Que tal te encuentras?- le digo a Will mirándome. Me doy cuenta de que se está intentando incorporar y yo le paro- Estás muy débil, es mejor que descanses: has perdido bastante sangre.
  "Y los vecinos te podrían elegir"-pienso, intento apartar esa idea que me produce miedo, miedo a la posibilidad de que salga elegido tributo, aunque haya pocas posibilidades, me preocupa mucho porque no podría ofrecerme voluntaria: una chica no puede ofrecerse voluntaria para salvar a un chico, no en los Juegos.
  "No irá, está enfermo"-pienso. Will averigua lo que pienso en un momento.
  -Iré, ¿cómo podría no ir? Y si te escogen no tendría la oportunidad de acompañarte, porque si tu vas yo voy; no puedo perderte ahora, acabo de descubrir que tu también me quieres. No, ahora no pienso perderte- sus palabras me golpean cada vez más fuerte.
  -Will no puedes ir; estás herido.- digo pero veo inmediatamente el gesto de desaprobación en su cara, seguido por un gesto de tristeza.-No me van a elegir.- digo sin pensarlo, porque se que eso no sucederá.
  -Kat, me curarán en el Capitolio y además te odia todo el mundo. No te preocupes hay gente que no, como yo. Y quiero que sepas que nunca te abandonaré.
  -Quédate conmigo- le digo sin pensarlo e inmediatamente me doy cuenta de mi error: ahora sabe lo mucho que lo necesito y no me dajará marcharme sin su compañía.
  -Siempre- me contesta y el silencio inunda la habitación.
  Me quedo pensando en como reaccionó y en cada una de sus palabras. Me paro en una frase y la repito en mi interior: "Y quiero que sepas que nunca te abandonaré". Un pensamiento aparece en mi cabeza.
  "Oh no- pienso- no se pudo atrever. No pudo hacer eso. No. No pudo haberlo hecho... pero... es la única explicación que encuentro.
  Ahora entiendo sus palabras: se ha ganado que los vecinos lo escogiesen. Tengo que arreglarlo. Las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas y me levanto pero una mano me agarra.
  -Kat, no lo hagas, no intentes arreglarlo- noto desesperación en su voz, otra vez se volvió a dar cuenta de lo que pienso.
  -Lo haré, no puedes venir, no te lo mereces- digo llorando.
  Llega sin esperarlo, dulce y cariñoso, consolándome, llenando de fuego mi interior y haciendo que un pensamiento que no quería permitirme inunde mi mente: quiero que siempre se quede a mi lado, pase lo que pase, vaya a dónde vaya. Quiero congelar este momento, con sus labios pegados a los míos, juntos para siempre. Sus labios paran y y él me mira. Acto seguido me empieza a besar el cuello. Los vuelve a separar y se queda mirándome. Yo me acuesto a su lado y él posa sus dedos sobre mis labios y empieza a dibujar su contorno. Esta vez soy yo, me acerco aún más y uno mis labios con los suyos. No quiero parar, tengo hambre, hambre de él.
  Separa sus labios de los míos.
  -No quiero perderte, ahora no.- me dice sonriendo- Por eso lo hice, molesté a los vecinos, quiero ir contigo, para protegerte y para pasar cada momento de mi vida junto a tí. Mis días están contados después de mi elección.
  -Si te eligen ganarás; cazas mutos. Te atreves a mostrarles cara. eso no lo hace ni el Capitolio.-le digo sonriendo.
  -No lo había hecho nunca, solo lo hice porque estabas tú ahí y además mira como termine -dice haciendo un gesto gracioso y yo no puedo contener una risita.
  Apoyo la cabeza sobre su pecho y escucho su corazón latir, late con fuerza, decidido a venir con migo. Sonrío y me empiezo a tranquilizar: no dejaré que le pase nada. Mis ojos se empiezan a rendir y Will me acaricia el pelo, me tranquilizo aún más, y pasa un brazo sobre mi, en un gesto cariñoso y protector, que nos acerca mucho más y me quedo dormida.
  Me despierto al anochecer y hago una lista mental de lo que pasó hoy.
  Me giro y veo a Will sonriéndome y otra vez me pasa, me pierdo en sus ojos, y, después, como un cazador a una presa, me lanzo a sus labios. Empieza siendo un beso tranquilo, pero cada segundo que pasa se va avivando como el fuego. Ya no me puedo acercar más, así que lo abrazo fuerte y continuo el beso. Pierdo la cuenta del tiempo y los dos nos quedamos juntos protegiéndonos mutuamente.
  Algo nos hace separarnos: los dos oímos un extraño ruido, como un siseo que proviene de debajo de la cama. Nos quedamos paralizados y Will me mira con miedo y yo comprendo su mirada.



  Y aquí os dejo a Will y a Kat:








5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias. Intentaremos awguir así escribiendo los capítulos. Gracias por comentar, nos dais ánimo para seguir escribiendo. Muchas gracias.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. quienes son will y kat

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son los protagonistas de esta historia. Muchas gracias por comentar.

      Eliminar