martes, 2 de abril de 2013

Sorpresa

En primer lugar quiero darle las gracias a Nina Marie por seguir este blog, sigue con tu blog, lo estás haciendo genial. Me encanta tu historia.
En segundo lugar ya se que dije que no subiría más capítulos hasta el viernes, pero como lo terminamos lo puedo subir.
Y en tercero, si queréis que ponga algo en especial comentad.

CAPÍTULO 6: A SALVO

  Me duele todo el cuerpo. Tengo miedo de moverme. No quiero abrir los ojos y encontrarme al chico que casi me mata, hace apenas una hora, despedazado por la orilla del lago. Me quedo quieta, intentando mantener la mente en blanco, pero estoy destrozada y no me paran de llegar imágenes de Will: cuando éramos pequeños, los dos juntos en el lago, cuando me dio la carta, las veces que lo miraba a escondidas, en el bosque, luchando contra el muto por mí y, como no, cuando hace unos minutos un muto lo estaba destrozando. Empiezo a notar como mi rostro se humedece. Me quedaré aquí tirada, no me pienso mover, que me maten los mutos, mejor dicho, el muto que lo acaba de matar. Mi vida ya no tiene sentido, entonces ¿por qué luchar? ¿Por mantenerme con vida y recordar este momento durante toda mi existencia? ¿Por intentar abrir los ojos y que mi alma se parta en dos sin remedio? ¿Por volver a enamorarme teniendo este recuerdo en mi cabeza para siempre? ¿Por olvidar? No, yo no quiero olvidar, quiero recordarlo toda mi vida, los momentos felices junto a él, el primer y único beso, sus ojos, su sonrisa, su sentido del humor. Jamás quiero olvidar. Me quedo con una única opción: que me vea el muto y que me mate.
  Demasiadas cosas ocupan mi cabeza para darme cuenta que tengo la cara empapada por mis lágrimas. No llegué a tiempo, eso nunca me lo perdonaré. Tampoco me perdonaré jamás haberme agachado, no debí dejarlo apollado en el tronco mientras buscaba hierbas para intentar curarlo. Lo debí de haber llevado a mi casa, junto a mi padre: su experiencia como médico en el Capitolio lo curaría antes que un manojo de hierbas.
  Un grito quiere salir de mi cuerpo. No lo permito, pero las lágrimas no las doy detenido ni lo quiero: quiero que sepan lo mucho que lo quería. Los sollozos siguen a las lágrimas no los doy detenido. Este dolor es demasiado para mí: mi cazador se niega a continuar sufriendo. Me abandonó en este mundo sin ofrecerme su mano para seguirlo.
  Alguien me empieza a mover, supongo que es la misma persona que me sostuvo. Ya no me acordaba que estaba aquí con tantas cosas en la cabeza, mejor dicho: con Will en la cabeza. Vuelvo a llorar descontroladamente.
  -Kat, tenemos que irnos- estoy soñando, Will ha venido por mí, no me deja en este mundo: me voy con él.
  Abro los ojos de golpe, dejando atrás todo lo que me propuse: quiero averiguar de quien proviene esa voz. Lo primero que veo es una mirada preocupada que proviene de unos ojos de la Veta, de mis ojos de la Veta.
  -Will, estás bien- una sonrisa empieza a dibujarse en mi rostro, pero algo no encaja- ¿A quién mató aquel muto? Will pensé que te había matado a ti, eras tu, te vi los ojos, eran idénticos...
  -No te preocupes, estoy aquí. Estoy aquí contigo.
  Giro la cabeza y veo trocitos de "carne" recubiertos por un líquido verde. No lo entiendo, la sangre es roja, no verde, a no ser... un muto. Era un muto. Un muto de Will. Estoy furiosa: me habían engañado. Habían conseguido hacer un muto perfecto, un muto que se hizo pasar por la persona que más quiero en este mundo y me lo había tragado.
  Odio al Capitolio, a Panem, a Snow y sobre todo odio a los mutos. Son lo peor de este mundo: criaturas que no tienen vida propia, creados para hacer daño a las personas, creados por el Capitolio. Esto último creo que es lo peor.
  -Tenemos que irnos- dice Will despertándome de mis pensamientos y mirando hacia el lago alarmado.
  Me giro y veo al muto, que quería que me matase cuando pensaba que mi cazador había muerto, corriendo hacia nosotros.
  Instintivamente vuelvo a apoyar todo mi peso sobre mis pies y empiezo a correr todo lo rápido que puedo.
  Cuando encuentro un árbol alto lo empiezo a subir, ahora me siento a salvo. Un pensamiento aparece en mi cabeza: Will está solo y herido.
  Por causa de la preocupación me caigo del árbol y me quedo unos segundos sin respiración. Cuando me recupero vuelvo sobre mis pasos y a mitad del camino me detengo; Will intenta llegar hasta mi, pero tiene la pierna completamente cubierta de sangre y el líquido se desvanece detrás de él junto con sus fuerzas.
  Corro hacia él y lo sostengo entre mis brazos, no lo podré sostener mucho tiempo, así que intento apoyarlo en el suelo. Él me lo impide e intenta ponerse en pie.
  -Debemos volver al distrito, ahora le falta un ojo porque le lancé una piedra, pero eso no le detendrá mucho.- coge mi mano y empieza a avanzar todo lo rápido que puede hacia la valla- Es nuestra única oportunidad, si no nos damos prisa moriremos en el bosque y podrán castigar a nuestras familias por nuestro delito.
  Le paso el brazo por la cintura y le ayudo a llegar a la valla. Solo nos queda pasar por el hueco y Will tarda unos cuantos minutos, pero lo consigue a tiempo; el  muto aparece entre la maleza justo cuando él llega hasta mi lado. Los mutos nunca atraviesan la valla, son los vigilantes del bosque.
  Continuamos avanzando hasta llegar a casa y mi padre pone la cara de profesional que utiliza cuando trabaja.
  Lo lleva hasta su habitación y lo acomoda en la cama.
  -Kat, es mejor que salgas y te tranquilices.- me dice mi padre mientras desentrelaza los dedos de Will y los mios. La verdad es que tiene razón, estoy temblando continuamente y no me había dado cuenta hasta ahora.
  Salgo de la habitación, cierro la puerta y me dejo caer en una vieja silla, por fin estábamos a salvo. Al cabo de unos pocos minutos escucho unos dolorosos gritos que proceden de la habitación y me empiezo a poner nerviosa, otra vez, porque solo pueden tener una procedencia: Will.
  Pasan alrededor de tres horas con sucesivos gritos que destrozan mi interior. En el preciso momento que me empiezo a dormir pensando que mi padre sabe lo que hace, que no le va a pasar nada a Will, el corazón se me para: no escucho nada. Will a parado de gritar cuando se suponía que esta noche no dormiría por el dolor.

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