domingo, 3 de marzo de 2013

Capítulo 3

Capítulo 3: Will

  Intento encontrar a mi atacante, pero es difícil ya que esta parte del bosque es muy frondosa. Entonces es cuando distingo entre los árboles a un chico de cuerpo atlético y muy, muy guapo con el pelo rubio. No necesito más información para saber quién es.

  -¡Will!- sus ojos grises de la Veta se clavan en mí-¡ Estás loco!, ¡casi me matas!- le grito sin pensármelo dos veces.
  -No es mi culpa que estuvieras aquí mientras cazo.- me dice con un tono indiferente- Y, además, ¿qué haces en el bosque?, sabes muy bien que no se puede estar aquí.
  -Puedo utilizar eso contra ti. Tú también estás aquí, en el bosque. ¿Si quieres se lo digo a esos amiguitos tuyos, los Agentes de la Paz?- otra vez no, eres tonta, dices las cosas sin pensarlas, ahora si que estás muerta, esta vez no va a fallar.

Él se acerca a mi, me agarra las muñecas  con fuerza y yo cierro los ojos; espero que lo haga rápido y no muy doloroso aunque creo que eso sería mucho pedir.

  -Pero no lo harás- me dice el en tono suave, mientras espero que el cuchillo penetre en mi piel.

Entonces un solo recuerdo llena mi cabeza: un día de primavera en el que recibí una declaración de amor suya que pedía que contestase. Yo contesté en cuanto la abrí y se la di a su hermano mayor. No volvimos a hablar nunca más.

Me doy cuenta que esa presión sobre mis muñecas había desaparecido y veo a Will caminando hacia mí con la prímula en sus fuertes y al mismo tiempo cariñosas manos.

  -Toma, creo que la ibas a coger- dice él con el mismo tono de antes.
  -Gracias- respondo mientras él me coge la mano y me coloca la prímula en ella, creo que le debo una disculpa- Lo siento, siento haberme puesto así contigo, aún tenía el susto en el cuerpo.
  -No, la culpa es mía. Estaba muy distraído, menos mal que no acerté. Yo no quería... perde- no le dejo terminar la frase, salto a sus brazos y le tapo la boca con mi dedo.
  -¿Por qué no me volviste a hablar desde que me diste la carta?- le digo separando el dedo de sus labios de los cuales algún día me gustaría ser su dueña.
  -No me la devolviste, pensé que no querías saber nada de mí.- responde él mirándome a los ojos.
  -Se la di a tu hermano para que te la diera -le respondo un poco confusa.
  -No me la dio. Tengo una duda al respecto- dice él mirando a su alrededor, aunque distingo un brillo nuevo en esos ojos que creía conocidos de memoria.
  -¿Cuál?- pregunto un poco asustada.
  -¿Me quieres?- me dice él con sus ojos clavados en los mios.

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